Daniel Iglesias Grèzes
En este artículo quisiera proponer dos preguntas. La primera es una cuestión científica: ¿Hay un calentamiento global antropogénico catastrófico? La segunda ¿Qué debemos hacer al respecto? es una cuestión moral. Nótese que la cuestión moral depende absolutamente de la cuestión científica, no al revés. La cuestión moral viene en segundo lugar porque, como decían los escolásticos, “el obrar sigue al ser”. Por lo tanto, en primer lugar trataré de dar respuesta a la primera pregunta. En otras palabras, intentaré determinar si la teoría científica del calentamiento global antropogénico catastrófico es verdadera o falsa.
La cuestión científica
La teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico parte de dos hechos comprobados: El primero es de 1850 a la fecha la temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado algo menos de 1 °C. El segundo es que, en el mismo período, ha habido un aumento significativo del dióxido de carbono[1] en la atmósfera, debido sobre todo a las emisiones humanas.
A partir de esos dos hechos, la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico hace dos afirmaciones principales. En primer lugar, afirma que el segundo hecho es la causa principal del primero, o sea que la temperatura global ha aumentado debido principalmente a las emisiones humanas de dióxido de carbono, por medio del efecto invernadero en la atmósfera. La segunda afirmación principal de esa teoría es que, de seguir aumentando al ritmo actual las emisiones humanas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará varios grados durante el siglo XXI, lo que, supuestamente, tendría efectos catastróficos. Nótese que esas dos afirmaciones no se deducen directamente de las leyes físicas fundamentales, sino que se basan en las proyecciones de modelos de computadora del clima.
En síntesis, la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico afirma decididamente lo siguiente:
- Hay un calentamiento global
- El calentamiento global es antropogénico (es decir, causado por el hombre)
- El calentamiento global es catastrófico
Aunque muchos no quieran reconocerlo, existe actualmente un debate científico acerca de la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico. Llamaré “catastrofismo climático” y “escepticismo climático” a las dos posiciones enfrentadas en ese debate. Llamo “catastrofistas” a quienes responden afirmativamente a las tres preguntas citadas más arriba y llamo “escépticos” a todos los demás, o sea a quienes ponen en duda o niegan la validez científica de la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico. Nótese que entre los escépticos hay una gran diversidad de posiciones frente a estas tres preguntas, que van desde el acuerdo total, parcial y el total desacuerdo con todas ellas.
¿Hay un calentamiento global?
Consideraré ahora la primera afirmación. ¿Se está produciendo un calentamiento global? La respuesta no es tan simple como parece a primera vista. Depende de la escala temporal considerada.
En una escala de millones de años, estamos inmersos en una era glacial (la séptima), que comenzó hace unos 65 millones de años y dio origen a los actuales casquetes polares. Durante esa era glacial se alternan períodos fríos (llamados glaciaciones) y períodos cálidos interglaciales.
En una escala de decenas de miles de años, estamos en un período cálido interglacial, probablemente cerca del pico. A largo plazo corresponde esperar la próxima glaciación, con temperaturas entre 5 y 10 °C menores que las actuales.
En una escala de siglos, se debe tener en cuenta dos grandes fenómenos climáticos: el Período Cálido Medieval –que se extendió entre los años 900 y 1300– y la Pequeña Edad de Hielo, que se produjo entre los años 1300 y 1850. Muchos estudios permiten sostener que ambos fenómenos fueron globales y que el Período Cálido Medieval fue tan o más cálido que el Período Cálido Moderno (el actual). Además, ha habido otros períodos cálidos similares en el pasado, por ejemplo, el Período Cálido Romano, que terminó en torno al año 300. El actual calentamiento global no parece ser anormal. Parece razonable pensar que el aumento de 0,7 °C en las temperaturas medias desde fines del siglo XIX puede ser parte de un calentamiento natural a medida que la Tierra se recupera de la Pequeña Edad de Hielo.
Por último, en una escala de años, se han sucedido últimamente tres períodos diferentes:
- de 1940 a 1975 se produjo un enfriamiento global, que curiosamente generó una corriente alarmista muy similar a la actual, pero de signo contrario.
- de 1975 a 1998 hubo un calentamiento global, que es la base principal del actual alarmismo.
- de 1998 hasta el presente se extiende la gran pausa o hiato del calentamiento global, con una temperatura global casi constante. Ningún modelo computacional del clima predijo la Pausa. Los climatólogos catastrofistas han ensayado más de 30 teorías diferentes para explicar la Pausa, hasta ahora sin mayor éxito. Algunos catastrofistas reconocen que no pueden explicarla (véanse los emails filtrados en el Climategate, intercambiados por los principales climatólogos catastrofistas).
¿El calentamiento global moderno es antropogénico?
Pasemos ahora a la segunda afirmación. ¿El calentamiento global registrado en el siglo XX fue causado por el hombre? Consideraré cuatro cuestionamientos básicos a la teoría del calentamiento global antropogénico.
En primer lugar, ¿es razonable pensar que el dióxido de carbono conduce el clima de la Tierra? El clima de la Tierra es un sistema complejísimo, en el que intervienen muchísimos factores relevantes: el Sol, las nubes, las corrientes marinas, los volcanes, etc. El dióxido de carbono es un gas vestigial en la atmósfera. Sólo 4 de cada 10.000 moléculas del aire son de dióxido de carbono. Además, todas las emisiones de origen humano de la historia son responsables de 1 de esas 4 moléculas. ¿El clima de la Tierra es tan inestable que esa molécula adicional de dióxido de carbono por cada 10.000 moléculas puede producir un gran cambio climático?
En segundo lugar, ¿el aumento del dióxido de carbono se debe al hombre? Algunas mediciones indican que en el año 500 el nivel de dióxido de carbono era superior al actual. Además, otros estudios indican que la concentración de dióxido de carbono, aunque tiene una evolución similar a la temperatura, sigue a ésta con un retardo de 500 años. Vale decir que el aumento del dióxido de carbono sería básicamente un efecto, y no una causa, del aumento de temperatura.
En tercer lugar, ¿es razonable pensar, como los catastrofistas, que el vapor de agua produce una realimentación positiva del efecto invernadero causado por el dióxido de carbono? Las mediciones satelitales muestran que el vapor de agua atmosférico se mantuvo casi constante en los últimos 30 años y algunas publicaciones científicas recientes sostienen que el efecto del vapor de agua podría ser una realimentación negativa. Además, los modelos del clima de los catastrofistas predicen la formación de un “punto caliente” en la tropósfera sobre el Ecuador; pero las mediciones no muestran ese “punto caliente”.
En cuarto lugar, ¿es correcto ignorar al Sol? Hay una muy buena correlación entre la temperatura de la Tierra y el número de grupos de manchas solares. Además, en los años ‘90 científicos daneses elaboraron una teoría científica alternativa (a la del calentamiento global antropogénico), basada en la relación entre rayos cósmicos y nubes. Según esa teoría, la actividad solar refuerza el campo magnético solar, el cual bloquea una porción de los rayos cósmicos que entran a la atmósfera. Menos rayos cósmicos crean menos iones por colisiones con los gases atmosféricos. Menos iones proveen menos núcleos de condensación de nubes de baja altitud. Menos nubosidad refleja menos luz solar, por lo que más luz solar es absorbida por la Tierra, haciendo que ésta se caliente. Una disminución del nivel de actividad solar produce el efecto inverso: un campo magnético solar más débil, más rayos cósmicos que entran a la atmósfera, una Tierra más nubosa y más fría.
¿El calentamiento global moderno es catastrófico?
Por último, examinemos la tercera afirmación. ¿El supuesto calentamiento global antropogénico es o será catastrófico? ¿Qué forma tendría esa catástrofe? Ante todo, consideraré el principal argumento de los catastrofistas, referido al ascenso del nivel del mar. Por ejemplo, James Hansen –un importante climatólogo de la NASA– previó que hacia 2100 la temperatura global aumentará 3 °C y el nivel del mar subirá 25 metros, lo cual sería realmente catastrófico.
La principal evidencia aducida por los catastrofistas es la disminución del casquete polar ártico, que en 2007 alcanzó su tamaño mínimo en 30 años. Sin embargo, los registros históricos muestran que en el pasado se han dado muchas situaciones similares de escasez del hielo ártico, impulsadas por fuerzas naturales. Además, el hielo ártico flota sobre el Océano Ártico, por lo que, incluso si se derritiera enteramente, no afectaría el nivel global de los mares. Por último, el hielo ártico es sólo el 1 % del hielo del planeta.
El 90 % del hielo de la Tierra corresponde al casquete polar antártico, que en promedio está creciendo. En 2013 superó la barrera simbólica de los 20 millones de Km2, por primera vez desde que empezaron las mediciones satelitales, hace unos 40 años. Y el casquete de hielo de Groenlandia, que representa el 8 % del hielo global, está estable.
Desde la última edad de hielo los océanos se han elevado unos 120 m por causas naturales. Actualmente se elevan a una velocidad de casi 20 cm por siglo. Los niveles del mar se elevarán y caerán por causas naturales, y la humanidad deberá seguir adaptándose al cambio climático, como lo ha hecho por miles de años.
Otros alegatos catastrofistas
Los catastrofistas afirman que el calentamiento global está causando más y mayores eventos climáticos extremos. Sin embargo, la evidencia empírica no concuerda con esa afirmación.
Los catastrofistas suelen afirmar que el dióxido de carbono es un contaminante peligroso. Sin embargo, el dióxido de carbono es alimento para las plantas y no es dañino para los humanos hasta niveles muchísimo mayores que los de la atmósfera.
Los catastrofistas suelen afirmar que el cambio climático pone en peligro la salud. Sin embargo, tanto el sentido común como los estudios científicos aseguran que se enferma y muere más gente en las estaciones frías que en las cálidas.
Los catastrofistas suelen afirmar que la abrumadora mayoría de los científicos aceptan la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico. Sin embargo, desde 1997 más de 30.000 científicos norteamericanos han firmado una declaración escéptica sobre esa teoría.
La cuestión moral: ¿Qué debemos hacer?
Supuesta la validez de la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico, se afirma que el cambio climático es la mayor amenaza enfrentada por la humanidad en toda su historia y se propone la adhesión de los Estados al Protocolo de Kyoto de 1997 y al Acuerdo de París de 2015, para disminuir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y otros.
Los catastrofistas impulsan muchos cambios en nuestro actual estilo de vida: reducción del tamaño de las familias, impuestos sobre el carbono, dietas vegetarianas, electrificación de los vehículos, descarbonización de las viviendas, empresas “verdes”, reducción de los viajes aéreos, etc. Los más radicales proponen incluso cambiar el gobierno y la economía, eliminando la democracia y el capitalismo. Para la ideología catastrofista, parar el calentamiento global es la máxima prioridad. De ahí los enormes subsidios actuales a las formas de energía renovable como la energía solar, energía eólica, biocombustibles, etc.
La humanidad está gastando cientos de miles de millones de dólares por año para tratar de resolver un problema cuya misma existencia es bastante dudosa. Esto no parece muy ético. Sin embargo, el Acuerdo de París, firmado por casi todas las naciones del mundo, prevé costos aún mayores para combatir el cambio climático. Según no pocos analistas, dicho Acuerdo sería muy ineficiente. Se ha calculado que, si todos los países cumplieran los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, el costo de las políticas correspondientes sería de decenas de billones de dólares, pero la temperatura global esperada para el año 2100 disminuiría sólo 0,05 °C (cinco centésimos de grado). Esas políticas provocarían importantes caídas del PBI y pérdidas de muchos millones de puestos de trabajo. Aunque la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico fuera verdadera, el remedio propuesto parece peor que la enfermedad.
Además, debe considerarse el costo de oportunidad de esas políticas. Cada dólar gastado en combatir el cambio climático es un dólar no gastado en combatir otros problemas, comprobadamente reales, enfrentados por grandes porciones de la humanidad: por ejemplo, la pobreza extrema y todos sus problemas asociados.
Pero, como hemos visto, la misma validez de la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico está cuestionada. Si se confirmara su invalidez, se debería revisar todas las políticas ambientales y energéticas y se debería dar mayor prioridad a la solución de otros problemas, de existencia comprobada.
Raíces de la ideología catastrofista
El miedo a la superpoblación es uno de los cimientos del catastrofismo. Hay una fuerte relación entre catastrofismo, neomaltusianismo y lo que podríamos denominar “imperialismo demográfico”: una serie de políticas que tienden a preservar el nivel de vida de algunos afortunados a costa de limitar la cantidad e incluso el desarrollo de los demás.
A continuación citaré dos textos muy ilustrativos al respecto.
“En la búsqueda de un nuevo enemigo para unirnos, se nos ocurrió la idea de que la polución, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, el hambre y similares encajarían en ese rol. Todos estos peligros son causados por la intervención humana, y es sólo a través de actitudes y conducta cambiadas que ellos pueden ser vencidos. El verdadero enemigo, entonces, es la humanidad misma”[2]
“Somos demasiadas personas; por eso tenemos calentamiento global… sobre una base voluntaria, todo el mundo debería comprometerse a que uno o dos hijos es suficiente.”[3]
También el neomarxismo es un factor importante en el auge del catastrofismo. Muchos catastrofistas presentan el calentamiento global antropogénico catastrófico como la máxima falla del mercado en la historia económica y abogan por políticas cada vez más intervencionistas para combatirlo. A muchos políticos les gusta esa clase de políticas porque aumenta el poder del Estado y por ende también el suyo.
Además de las ideologías, en la difusión del catastrofismo climático intervienen grandes intereses económicos, que benefician a países, empresas, políticos, científicos, periodistas, etc. Un universitario recién graduado con un doctorado en una ciencia de la Tierra se encuentra ante una encrucijada, debiendo elegir entre dos caminos. El camino del catastrofismo suele conducir hacia contratos de investigación, riqueza, aprobación de los pares, premios, permanencia asegurada en la universidad y fama mediática. En cambio el camino del escepticismo suele conducir hacia la acusación de “negacionismo climático”, falta de contratos de investigación, burla de los medios, privación, crítica de los pares y pobreza. No es de extrañar que, por convicción o conveniencia (o una mezcla de ambas), la mayoría elija el camino del catastrofismo.
La Encíclica Laudato Si’ y la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico
El 24 de mayo de 2015 el Papa Francisco promulgó su segunda carta encíclica. Dicha encíclica, llamada Laudato Si’, trata “sobre el cuidado de la casa común”, es decir del planeta Tierra. Citaré los dos pasajes de esa encíclica más relevantes para nuestro tema.
En el primer pasaje, Francisco se pronunció inequívocamente a favor de la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico, por primera vez en la historia del Magisterio pontificio:
“Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. […] La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. Es verdad que hay otros factores […], pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana.”[4]
En el segundo pasaje, Francisco recuerda que la Iglesia no tiene competencia directa en cuestiones científicas:
“Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente donde es difícil alcanzar consensos. Una vez más expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común.”[5]
Dado que la teoría del calentamiento global antropogénico catastrófico es una cuestión científica, parece haber una contradicción entre ambos pasajes. A mi juicio, la única forma de evitar una contradicción entre los numerales 23 y 188 de la encíclica Laudato Si’ es la que explicaré a continuación.
El numeral 188 de Laudato Si’ simplemente repite una doctrina católica bien establecida, la doctrina sobre la justa autonomía de la ciencia. Esa doctrina es enseñada claramente, por ejemplo, por el Concilio Vaticano II, en la constitución pastoral Gaudium et Spes.[6] Pero si existe una legítima autonomía de la ciencia con respecto a la Iglesia, la religión y la teología—no con respecto a Dios—entonces el Magisterio de la Iglesia no puede definir una cuestión científica controvertida, como por ejemplo si se está produciendo o no un calentamiento global antropogénico catastrófico. Por lo tanto, necesariamente el numeral 23 de Laudato Si’ debe ser interpretado como una opinión privada del Santo Padre Francisco, sin valor magisterial.
El 3 de diciembre de 2015 Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales sostuvo públicamente que las declaraciones del Papa Francisco en la encíclica Laudato Si’ sobre la gravedad del calentamiento global son una enseñanza del Magisterio de la Iglesia, al igual que la doctrina sobre el carácter pecaminoso del aborto.[7] A la luz de lo expuesto, se ha de rechazar esta opinión de Mons. Sánchez Sorondo.
Jornada de Reflexión Provida
Montevideo, 23 de junio de 2018
[1] CO2
[2] Alexander King, fundador del Club de Roma, 1991. Citado en: The Mad, Mad, Mad World of Climatism … p. 33.
[3] Ted Turner, magnate de los medios y padre de cinco hijos, 2008. Citado en: Steve Goreham, The Mad, Mad, Mad World of Climatism –Mankind and Climate Change Mania, New Lenox Books, New Lenox IL USA, 2012, p. 21.
[4] Laudato Si’, n. 23.
[5] Laudato Si’, n. 188.
[6] Gaudium et Spes, numerales 36, 57 y 59.
[7] Véase online: Life Site News:Vatican bishop: Pope’s view on global warming is as authoritative as the condemnation of abortion, artículo de John Henry Westen.