la-muerte-del-arte
Andrew Wyeth · Christina’s World · 1948
Joseph Hanna

Levantemos la sábana que cubre el cadáver ¿es ésta su amiga?

—Sí. Qué trágico. Era tan bella y ahora está ahí, tan fría, pálida y callada. Acostada ahí parece estar tan en paz. Quizá tan solo duermes… amiga mía ¿Crees que fue asesinada?

La encontró un fulano medio raro,  un poco tocado, en un callejón, cerca de un bote de basura.

—Pero, ése es el callejón que está detrás del museo. ¿No es ese museo la novena maravilla del mundo posmoderno?

¿No me diga?

—Eso es lo que se comenta, y ahora … ella está muerta.

De un golpe.

—¿Fue homicidio entonces?

Es posible. O quizás se tropezó mientras rebuscaba en la basura.

—¿Qué buscaba?

Materiales.

—Oh. Ya veo.

No sé cómo llegamos a hablar de esto ¿Quién la mató? ¿O es que resbaló y se cayó? ¿Llamamos a su abogado o conversamos un poco en la salita de interrogaciones? ¿Quiere un café?

—Cortado, sin azúcar.

Volvamos al principio ¿Qué significa la palabra «arte»? ¿Quién la puede definir? Quizás el diccionario nos ayude. La palabra arte viene del francés antiguo. Era de esperarse. El arte siempre suena mejor en francés. ¿No le parece? El diccionario dice que el arte es una actividad creativa de los humanos. ¿Qué es «oficio» entonces? El diccionario dice que por «oficio» se entienden ciertas habilidades humanas. Por lo que parece que si soy hábil en mi oficio y también creativo, puedo concluir que soy un artista. No importa mucho cómo se defina mi oficio. Si soy un buen cerrajero o si soy un buen electricista. La mayoría de las personas tiene algún oficio. Si soy creativo en mi oficio lo puedo elevar al nivel de arte. Para cocinar una buena cena, debo usar mis habilidades, mi experiencia, lo que he aprendido. Pero si cocino una cena que haga que la gente venga a sentarse a mi restaurante, pague sesenta dólares por la ensalada solamente, después de esperar pacientemente en la fila una hora—a pesar de tener la mesa reservada con un mes de anticipación—tal vez alguien piense que mi oficio ha alcanzado el nivel de Arte.

—¿Quién paga sesenta dólares por una ensalada?

El arte no tiene precio.

—Pero hay que ponerle un precio.

Parece entonces que el arte requiere dos cosas. Una es habilidad. La otra es creatividad ¿Es posible tener creatividad sin habilidad? En teoría, es posible. ¿Cómo sería el arte sin habilidad? Sería inmediato y sería gestual, una pose espontánea bajo los reflectores. Sería algo nuevo en la cultura, nunca antes visto, un salto evolutivo, original, completamente intuitivo, crudo, casi sin forma, desconcertante. Inspiraría rabia y condena, pero también provocaría a la imitación. Algo sí como Bob Dylan en sus primeros días. Solo los ancianos pueden recordar cómo era cuando escucharon por primera vez su voz grabada.

—Soy muy joven para recordarlo. ¿Algo como esos suecos de Ace of Base?

Bob Dylan sacudió la cultura y la abofeteó.

—Uno de esos tipos duros, ¿eh?

Bueno … no mató al arte pero la molió a palos. No fue el único que usó el Arte para fines políticos pero la política le hizo mucho mal al arte. No eran simplemente canciones populares o de protesta, más bien eran comerciales de tres minutos por el socialismo. La nueva izquierda de esos años politizó todas las artes. El cine, el teatro, la literatura, todo se volvió un vehículo para sus mensajes. Para entonces, la politización de las artes plásticas ya llevaba un siglo.

—¿Por qué el Arte no puede hacer política?

El oficio puede ser politizado y con frecuencia lo es. Sin embargo, en el arte hay algo trascendental. Se supone que el arte debe elevarnos.

—¿Elevarnos?

Por sobre todas las cosas, por arriba de las discusiones políticas. La política es un juego de poder, pero el arte está más allá de eso, o al menos se espera que lo esté. Los pobres artistas de vanguardia en el siglo XX estaban seguros que podían transformar la sociedad.

—¿Y qué pasó?

¿Sabes algo de la historia del siglo XX?

—Picasso pintó el Guernica y tocó la conciencia de muchos.

¿De qué?

—De lo horrible que era bombardear a la gente y a los animales.

¿Es que alguien predicaba que era bueno bombardearlos?

El Canciller alemán no tenía problemas en hacerlo.

Y eso que él era un artista.

—¿En serio?

Herr Shicklegruber es un excelente ejemplo de como un visionario transita del arte al poder ¿Sabías que estaba muy interesado en la arquitectura?

—¿De veras?

¡Claro, hombre! Era un socialista, un radical, un reduccionista darwiniano y un determinista. Creía que si se controlaba el ambiente social se podía controlar al individuo. Por entonces se pensaba que la evolución funcionaba así. Lo importante era la supervivencia del más fuerte. Él  fue quien trajo la imaginación visionaria del artista al mundo del poder y así corrompió a ambos. Así que ¿cómo influyeron las pinturas de Picasso el curso de la historia de la depravación humana que pronto nos llevó a la Segunda Guerra Mundial?

—Hizo que la gente se disgustara con el bombardeo de personas y animales

¿Y funcionó? ¿Dejó la gente de bombardear personas y animales?

—Bueno, esa práctica no cesó. Quizás hubo menos de eso. Despertó la conciencia de la gente.

¿El bombardeo de Londres? ¿Napalm? ¿Armas nucleares? ¿Misiles intercontinentales?

—Bueno, por lo menos tomó una posición. Salió a la palestra y arrojó la verdad en la cara del poder.

¿Y qué me dice de los curas y las monjas?

—¿De qué?

¿Qué me dice de los curas y las monjas que fueron asesinados durante la Guerra Civil Española?

—¿Curas y monjas?

Miles. Cerca de mil fueron asesinados en una sola operación.

—Bueno, las monjas son malas y los curas, ya sabe, siempre están tratando de controlarlo a uno pero, los animalitos … a cualquiera le caen bien.

Bien. Has confirmado el punto.

—¿Qué punto?

Que la política hiere fatalmente al arte.

—Pero … ¡Picasso protestaba contra la injusticia!

¿Se puede tener justicia sin verdad?

—Estás mezclando salchicha con velocidad. No son cosas compatibles.

¿Estás negando que haya una relación entre justicia y verdad?

—¡Claro!

¿Hay relación entre la belleza y la verdad?

—¿Y eso qué tiene que ver?

Estamos investigando un asesinato. Conteste la pregunta.

—No creo que estén relacionados.

Entonces puede haber una mentira que sea bella.

—Hmmm. Hace años tuve una novia que parecía bella, pero cuando se quitó el maquillaje y la peluca …

Me estás dando la razón otra vez.

—Lo siento, me perdí en mis pensamientos…

¿Estarías de acuerdo en afirmar que la verdad es bella?

—A veces asusta.

Ya veo. Déjame proponerlo de otra manera ¿Cómo te sientes cuando descubres que te han mentido?

—Mal.

¿Cómo te sientes cuando estás perdido en un mal vecindario y alguien te orienta y te dice cómo salir de ahí y llegar a donde  querías ir?

—Tengo un GPS.

¿Y te orienta bien?

—Casi siempre.

¿Y cuando sigues las instrucciones de tu GPS y llegas a destino, cómo te sientes?

—Aliviado. Cuando viajo, me pongo ansioso.

Entonces, llegaste y te sientes bien.

—Sí.

¿Entonces qué es mejor, que mientan o que te digan la verdad?

—Me estás pidiendo que evalúe algo abstracto.

¿Y cómo lo evalúas?

—En ese caso, me cae mejor la verdad, pero cuando mi esposa me pregunta si ese vestido la hace ver más delgada? ah… ya ves.

Probemos otro ángulo ¿Qué es el arte?

—Ya me olvidé.

El arte es por definición (no por utilidad) es el oficio, la habilidad puesta al servicio de una actividad creativa ¿Hay alguna diferencia entre arte y diseño?

—¿En qué sentido?

Digamos que alguien pinta un retrato y otro diseña una cortina de baño. Normalmente se piensa que pintar un retrato es arte y diseñar una cortina de baño es diseño.

—Tiene sentido.

Los artistas plásticos no ocultan su desdén por los diseñadores e ilustradores pero ¿es posible que un diseñador sea un artista? Si le preguntas a un diseñador, te dirá que sí. ¿Y qué hay de los ilustradores? Pregúntale a Andrew Wyeth. [1] El asunto se pone confuso cuando llamamos artistas a los pintores.

—Hace tiempo conocí a un estafador que era realmente un artista.

¡Sigues dándome la razón! Pintar con óleo, acuarela, cera, acrílico, o spaghetti es un oficio. Uno no es un artista porque simplemente pinta ¿Has ido alguna vez a una de esas exposiciones en un barrio de artistas en alguna de esas ciudades por ahí?

—Sí. Algunas veces lo que se muestra no es muy bueno.

Me diste la razón otra vez. ¡Uno es un artista –quizás– si por oficio, habilidad, astucia, o suerte, el “trabajo” demuestra creatividad! ¿Has visto algo así? ¿No? Algo que no sea una copia. ¿Algo que es parecido a alguna cosa que has visto antes, sí?  Quizás es un pastiche.  ¿Puede ser que un pastiche llegue a ser arte? Si es suficientemente ingenioso y creativo, pero…ah… no queremos ampliar nuestro interrogatorio ahora. Si algo es auténticamente creativo, y es original –porque es nuevo. Si nunca lo has visto antes ¿cómo sabes que es bueno? No lo sabes. No lo puedes saber.

—Bueno, yo sé lo que me gusta.

¿Te ha disgustado algo cuando lo probaste por primera vez y luego has llegado a disfrutarlo ?

—La primera vez que bebí cerveza me pareció una porquería.

¿Es algo nunca visto antes, una novedad? ¿Por definición? Ah! Nos acercamos a lo metafísico. La verdad y la belleza esperan ser llamados a escena, pero deben esperar un poco más. Hay algo llamado novedad. Novedad por gusto de ser novedoso. Si combino ingredientes en mi restaurante de tal manera que los invitados a la cena vomiten, se desmayen, griten y beban agua desesperadamente para apagar el sabor, es posible que haya creado un nuevo plato, una nueva sensación, pero … ¿está bien? ¿Es arte? ¿Qué pasaría si mi intención fuera escenificar algún teatro político y concientizar a la gente sobre el consumismo burgués y la opresión de los productores de alimentos de los países desfavorecidos, que hacen estragos en el medio ambiente al exportar sus especias al otro lado del mundo, quemando combustibles que aceleran el calentamiento global y matan la flora que crece en el lecho de los mares? ¿Ahora es arte?

—No sé. Quizás. Pero quizás consigas una beca.

¿Quieres saber mi opinión?

—No, para ser sincero, no.

Eso es lo que me temía. La novedad es nueva, pero ¿es creativa? Sí y no. Un plato intragable es creativo porque es nuevo pero no es creativo en un sentido generativo.

—¿Generativo? Veamos … ese término es nuevo para mí.

Cuando estalló el Big Bang, definitivamente fue algo nuevo. Las estrellas fueron generadas. Los planetas fueron generados en su tiempo. Se generaron lunas. Los océanos fueron generados. La vida fue generada. La gente fue generada. La gente generó más personas en generaciones de nuevas personas. Cada nuevo desarrollo fue generativo. El crecimiento es generativo. La caries dental es de-generativa. El orden creciente es generativo. El aumento del desorden es degenerativo. Cuando usamos nuestra imaginación para crear nuevas formas de cosas o usos de cosas que convierten lo potencial en real (en cosas reales) estamos actuando a la imagen y semejanza de Dios. Cuando usamos nuestra imaginación para inventar nuevos métodos para romper cosas, personas, instituciones, etc. aumentamos el desorden. Estamos actuando a la imagen y semejanza del otro principado y poder.

—¿Chicago?

Algo así. Mi argumento es que la creatividad conlleva una idea de crecimiento, salud y generación. Descubrir nuevas técnicas para la negatividad puede ser bastante ingenioso, pero mejor sería no describirlo como creatividad. Luego está la cuestión de la verdad.

—Vamos, la verdad no existe.

Pilato dijo algo similar cuando se enfrentó con el Cristo sufriente. «¿Qué es la verdad?», Preguntó. Yo propondría que la verdad es igual a ser.

—¿La verdad equivale a ser? He escuchado eso antes en alguna parte…

Sí. Lo que es verdadero es lo que es o lo que fue. Una mentira describe algo que no es real, algo que no tiene ser. Las palabras pueden ser confusas a veces. Digámoslo de esta manera. La verdad y el ser están relacionados.

—Pero la verdad y la belleza … todo es según el color del cristal con que se mira – ¿sí?

No siempre. La verdad no es una proyección de una determinada mentalidad individual. La verdad precede a la mente humana.

—¿La precede como qué?

Como belleza. Los animales han estado usando belleza para seleccionar parejas durante millones de años. La belleza existe independientemente. Tiene atributos como simetría, color, línea, textura. Las mismas herramientas que usa un individuo que trabaja en una embarcación. La belleza es atractiva en todo el sentido de la palabra. La mente humana tiene la capacidad de apreciar la belleza y también el libre albedrío para ignorarla. Pero la mente humana no tiene poder sobre la existencia de la belleza. Podemos decir que lo feo es hermoso, pero eso no cambia la fealdad, simplemente debilita el significado de la palabra «belleza». Incluso cuando tratamos de pervertirla, todavía estamos jugando con la existencia de la belleza, que es una constante universal.

—Ya me perdí…

Verdad y Belleza vienen de la misma fuente y son consubstanciales. Su origen es el ser puro, o sea: Dios.

—¡Un momento! ¿Es imposible para un ateo crear algo bello?

Claro que sí. Ocurre todo el tiempo, o al menos de vez en cuando. Pero para hacerlo, el ateo debe usar los mismos atributos como proporción, textura, ritmo, color, línea, tensión, alusión, ilusión, luz, sombra, simetría, armonía y todas las demás herramientas en la caja del artesano. Pero aquí está la cosa. El artesano no hizo esas herramientas. Otra Persona hizo esas herramientas. ¿El azar ciego y la acción aleatoria crearon esas herramientas? ¡Seamos serios! ¿La serie de Fibonacci? ¿La proporción áurea? ¿La frecuencia electromagnética que emite el color azul? ¿El índice de refracción del diamante? Si eso es azar ciego, entonces el término no significa nada. Incluso los científicos ateos hablan sobre las «leyes» que rigen los sistemas naturales.

—¿Puede ser que el oficio, la habilidad de un ateo se eleve al nivel de arte?

Sí, pero es raro que eso suceda intencionalmente. Un ateo niega que la belleza y la verdad tengan una fuente. Para un ateo, la vida no tiene sentido. Para un ateo, el arte no puede tener mayor significado que la sensación inmediata causada por él. Una forma barata de evocar sensaciones es hacer algo impactante. Un ateo puede poner un crucifijo en una tina de orina, llamarlo arte, ganar fama, dinero y hasta una beca del Estado.

—¿Es arte entonces?

Analicemos nuestras definiciones ¿Es el producto de una habilidad especial? Lo dudo. ¿Muestra el dominio de los materiales y las técnicas? Seguro que no. Cualquiera puede orinar en un balde. Dejar caer un crucifijo dentro de la circunferencia del cubo podría hacerlo cualquier niño. ¿Es novedoso? ¡Sí! Nunca se ha hecho antes. ¿Es generativo o degenerativo? Sería difícil defenderlo como generativo. El ejercicio está diseñado para burlarse de la reverencia en general y la muerte de Cristo en la Cruz específicamente. ¿Puede elevarse al nivel del arte? Imposible.

—¿Por qué se puede afirmar tal cosa?

Porque el arte, como su fuente, es generativo. Se origina en el amor.

—Pero el ateo no cree en la fuente ni en lo generativo, y el amor en un mundo sin significado es solo emoción sensorial.

Exacto. Además, el arte tiene otros atributos que entran en juego. Uno de ellos es su a-temporalidad.

—¿El Arte es atemporal?

Sí. Uno puede pararse delante de las pinturas rupestres en Francia y apreciar las imágenes por lo que son. Uno puede discernir la intención del artista. Uno puede quedar impresionado por la sensibilidad de la presentación. Uno puede maravillarse con la supervivencia de las imágenes. El autor de las imágenes recogió los materiales con cuidado. Esto no se hizo con los materiales baratos vendidos como suministros para «estudiantes». Es importante destacar que para un medio visual, no se requiere código, clave, manual secreto o historia de fondo para interpretar las imágenes. No sabemos nada sobre el pintor. ¿Era un hombre, una mujer? No lo sabemos. Las imágenes se comunican directamente con el espectador. No se necesitan palabras. Es lo mismo con esculturas de templo de Tailandia, máscaras ceremoniales africanas, pirámides, pinturas impresionistas francesas y música de Bach. Lo creado se comunica directamente con las personas de cualquier edad, a través de los sentidos. No se necesitan palabras. La gente dice que les encantan ciertas obras de arte. El amor entra en eso.

—Los impresionistas franceses no podían ni regalar sus cuadros. Van Gogh fue un completo fracaso.

Una falla comercial, lo admito. Pero esos trabajos han resistido la prueba del tiempo. El trabajo genuinamente creativo puede tardar un tiempo en ser ampliamente aceptado. El pobre Van Gogh no podía ni regalar sus pinturas porque eran tan inesperadas que no había un vocabulario práctico disponible para avisarle al público en general cómo advertir su logro. Una vez que se le dijo al público que estaba bien mirar, lo vieron ¡y cómo! Si uno va al Louvre hoy, adivine dónde están las multitudes?

—Pasa lo mismo donde sea que se exhiban esas pinturas.

Compara eso con el crucifijo en un cubo de orina. Una vez que la broma se ha vuelto obsoleta y la sociedad ya la ha visto, alguien que se encuentra con el conjunto verá un balde apestoso seco con un crucifijo manchado en el fondo. En una edad futura secular, parecería un error, un bote de basura esperando que se lo lleven. En una era futura más religiosa, parecería una trágica desviación. El crucifijo sería recuperado, limpiado y se le daría un nuevo lugar de honor. El cubo sería quemado o enterrado. Alguien rezaría una oración de desagravio. Pero nadie se lo llevaría a casa para exhibirlo bajo una lámpara como una preciosa obra de arte que representa la verdad y la belleza.

—Eso es un argumento falaz, un hombre de paja.

De acuerdo, la cruz en el balde es un objetivo fácil, tan fácil que puede ser visto como un hombre de paja. Sin embargo, una vez cuando yo trabajaba para un experto en restauración artística profesional. El hombre había creado una máquina compleja para reparar pinturas sobre tela. Era, en ese momento, una de las dos únicas máquinas de ese tipo en el mundo. Ese tipo de trabajo consiste en levantar la pintura de un lienzo podrido y colocarla sobre un lienzo nuevo sin alterar una sola pincelada. Parece algo difícil, que demanda precisión, y lo es.

—Supongo que tenía una buena póliza de seguro.

Había trabajado una vez para la NASA en el proyecto Gemini. Él sabía de qué se trataba. Le pregunté sobre las peores dificultades que tuvo que enfrentar. Se rió entre dientes, sacudió la cabeza y dijo que a mediados del siglo XX, un poco del «trabajo moderno importante» incluía materiales poco convencionales como los macarrones coditos (recién salidos de la caja) y otros ingredientes perecederos, como variedades comerciales creadas adrede para degradarse después de un tiempo. «¿Qué sucede cuando el restaurador ya no puede obtener esa marca de macarrones coditos?», Pregunté retóricamente.

—Puedes usar mostacholes.

Los mostacholes son rectos.

—Los podrías doblar… 

Esa conversación tuvo lugar hace muchos años. En estos días, la gente se burla de la supervivencia del arte. Lo que se llama arte a menudo se describe hoy como conceptual. El concepto es el trabajo, los materiales simplemente lo materializan de forma temporal, en un entorno precario, a veces destructivo. Hoy uno puede pagar la entrada a un museo de arte y encontrarse por un arreglo de tubos fluorescentes, algo de metal aplastado, tal vez algunos tablones de madera apoyados contra la pared, materiales de construcción, o alguna ocasionalmente llamada «una instalación» . Los arreglos solo se pueden apreciar conceptualmente, como un ingenioso juego de palabras visual, o una pila de rocas para mostrar dónde dejar la senda principal mientras se camina.

—Pero eso parece algo que despierta la conciencia a la existencia del medio ambiente. Una vez que finaliza la muestra, en teoría se pueden disponer de otra manera los tablones, el metal triturado, las pilas de arena y las imágenes interactivas.

Sí, se podría Pero eso … ¿sería Arte?

—Dímelo tú. La muestra no está en un museo de arte, eso debiera darte una pista …

Tal vez el que compuso la instalación sepa que futuras generaciones no mirarán caritativamente esos tubos luminosos quemados y cubiertos de polvo. Tal vez el instalador teme enfrentar los estragos del tiempo. El arreglo es una broma de todos modos. Un chiste, una vez dicho, ya está quemado. Si el espectador desafortunado no tiene la clave, no conoce el código, no es miembro de los cognoscenti, la cosa simplemente parece un galpón mal organizado.

—¿Me estás diciendo que una instalación nunca se elevará al nivel de arte?

Sí que puede, pero es tan, pero tan difícil.  Es posible que componer una instalación requiera un alto nivel de oficio y sea autéticamente creativa? Supongo que sí. Pasará el examen de la historia y de la universalidad? Quizás. Siempre y cuando sea preservada y la intención del artista pueda ser recuperable, recordada.

—¡Un momento! Agregaste algo ahí. ¿Qué tiene que ver en todo esto la intención del artista?

Normalmente, juzgamos un trabajo creativo cualquiera según lo bien que represente lo que el autor desea decir.

—¿Quieres decir … si el retrato se parece al modelo, por ejemplo?

Exactamente. Así es como juzgamos las pinturas figurativas. La intención del artista tiene que ser evidente. A medida que el trabajo se vuelve más abstracto y menos figurativo, puede ser más difícil saber qué quiso decir el artista. Esa mancha de pintura roja, ¿produce el efecto que el pintor quería lograr?

—¿Como se sabe?

No se sabe, no se puede saber, porque la intención del pintor ya dejó de ser clara.

—¿Cómo se juzga entonces al arte que no es figurativo?

Lo único que nos queda son los principios del diseño. Uno tiene que ver la textura, línea, color, ritmo, proporción, contraste de color y todas las aspectos del diseño. A medida que la pintura o la escultura o el collage se vuelve puramente abstracto, se convierte en diseño, diseño puro y debe ser juzgado de acuerdo a su diseño.

—¿En qué se diferencia una pieza de arte abstracto de … una cortina de baño?

En nada. Ambos son básicamente diseños y deben ser juzgados así.

—Así que … un pintor abstracto no puede despreciar a un diseñador …

En realidad … no.

—¡Ay! Y si la cortina de baño es simplemente blanca?

Es una obra minimalista! Puede ser juzgada en sus proporciones, su terminación o lo bien que cumple las funciones para las que fue diseñada ¿Se ve bien en la ducha? ¿Funciona bien? ¿Es bonita?

—¿Entonces una cortina de baño no puede llegar a ser una obra de arte?

Podría. Tendríamos que aplicarle nuestras definiciones ¿Es realmente creativa? ¿Es producto de un oficio habilidoso? ¿Genera entusiasmo e interés cuando ha pasado la novedad? ¿Tiene algún tipo de impacto emocional que trasciende la mera expectativa  utilitaria?

—Agregaste algo ahí sobre las emociones ¿Qué hay de la artesanías tradicionales?

Prueba usar las definiciones. El punto es que sería raro que una cortina de baño terminara en un museo de arte, pero no es imposible. No existe línea divisoria definida entre el diseño puro y la abstracción pura.

—Pero es que, los artistas abstractos querían cambiar el mudo. Querían enseñarle al público una  nueva manera de apreciar las cosas.

Sí, algunos de ellos dicen cosas así, pero creo que eso es más bien parte del arte de la auto-propaganda. Hemos estado rodeados de diseño puro desde que alguien se puso una cornamenta de ciervo en la cabeza y dio vueltas alrededor de una fogata. No hay nada nuevo en la pintura abstracta que no sea el nombre. Simplemente es un problema de diseño y debe ser visto así.

—¡Pero las pinturas abstractas de Jackson Pollack valen millones!

Lo que hace que Jackson Pollack sea tan valioso es su sentido del diseño. Usó el término «pintura en acción». No solo estaba arrojando pintura, estaba agitando su cepillo cargado en movimientos controlados sobre el lienzo. La distancia que recorría la pintura antes de golpear el lienzo alteraba y magnificaba sus movimientos con el pincel.

—¿Crees entonces que el diseño mató al arte?

No. No es posible hacer arte sin diseñar. Volvamos a la lista de sospechosos. La política es casi siempre fatal para el arte.

—Odio la política. Hace que la gente se vuelva hipersensible.

La política es mala para el arte porque le preocupa el poder por encima de todo. La política es el ejercicio del poder. El arte, en la medida en que se preocupa por la verdad y la belleza, es apolítico.

—¿Y el dinero? Eso es siempre sospechoso …

Al dinero le gusta envenenar el arte, pero no mata de un golpe. El dinero actúa más bien como una droga. En última instancia, es fatal, pero eso toma tiempo. Tienes que seguir subiendo la dosis. Es fácil emborracharse con eso. Mantengamos al dinero en la lista de sospechosos mientras echamos un vistazo al resto.

—¡El ego!

Ese nunca es bueno para el arte. Es como la gula, te matan lentamente los efectos secundarios.

—Como cuando uno se alimenta de las palabras de los adulones.

Uno de sus muchos efectos secundarios.

—¿Quién falta examinar?

Al más peligroso de los sospechosos.

—¿El Grandote?

Sí. Él corrompe el lenguaje y arruina todo lo que toca. No sigue las reglas. No sigue ninguna regla, porque las reglas son para los enanos. Ofrece la fama fácil, un sentido de superioridad moral sin mérito alguno. Promueve la novedad en lugar de la creatividad. Desprecia la verdad y la belleza a la vez que recompensa lo negativo. Su medio es lo ácido, lo sarcástico. Odia la tradición y la cultura. Se burla del esfuerzo serio y las habilidades ganadas con esfuerzo y cree en la inversión de valores.

—¿Nietzsche?

Yo estaba pensando en su jefe …

—No me digas que…

Sí. El padre de la mentira.

 


Joe Hanna diseña productos para la arquitectura y la industria desde hace más de veinte años. En los últimos quince años, también ha sido galardonado por su trabajo en historietas y su prosa humorística. Pinta paisajes marinos y espera algún día poder crear su primera cortina de baño.

 


 

[1] Andrew Newell Wyeth (1917–2009) fue un pintor realista y regionalista estadounidense. Es uno de los más conocidos del siglo XX, comúnmente se le llama el «Pintor del Pueblo» debido a su popularidad entre el público estadounidense. Fue hijo del ilustrador y artista N. C. Wyeth, hermano del inventor Nathaniel Wyeth y de la artista Henriette Wyeth, y padre del artista Jamie Wyeth y Nicholas Wyeth. El tema principal de sus obras es la tierra y habitantes de su ciudad natal Chadds Ford, Pennsylvania, y de su casa de verano en Cushing, Maine. Una de las imágenes más famosas del arte estadounidense del siglo XX es su obra Christina’s World, hoy incluida en la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York.